Cuando la gente me molesta, la ira me invade y la tristeza se adueña de mi; pienso mucho en vos.
Cuando el rencor se hace carne en mí, y las cosas que no puedo cambiar me enfurecen hasta el punto en que comienzo a azotar las puertas, a lastimar mis puños contra las paredes; a patear todo lo que se cruza en mi camino; me remito a tu imagen que esta siempre ahí en mi cabeza condicionando mi vida; aplacando la maldad de mi ser.
Sabés cuanto pienso en vos, sabés que aunque estemos peleados, sos la única razón para que no cometa los crímenes que el corazón sugiere.
Esas voces en mi interior, me recuerdan lo feo que soy por fuera y lo oscuro que llevo dentro.
Hoy todo me molesta y ni la música clásica calma este dolor, esa falta de vos, esa gracia divina que tiene el resto pero que en mí olvidaste.
Yo no se cuando va a ser mi tiempo o si dentro de un rato esto cambia o acaba, pero se que te necesito, que día a día minuto a minuto siento que voy a perder el control y vienen a mi sus caras salpicadas de rojo y ya no quiero lastimar nadie más, porque esto es entre nosotros; los demás son sólo títeres que ocupan un lugar en la historia, nada tienen que ver con mi pena.
Espero que ahora entiendas el porque de mi rezo lloroso y mi agonía continua, sólo te pedí amor algo que nunca llegó, pero no te aflijas, mi alma no la voy a vender, las ofertas del otro no me convencen.
Por último te pido que un día me llames y nos encontremos a tomar un café en donde vos quieras, para que charlemos y arreglemos nuestras diferencias, porque creo que es la única manera de que mi alma descanse en paz.
Te mando un abrazo fuerte.
Yo.
PUBLICADO EN POEMAS EN AÑIL Nº 1 DEL 22/12/2003