ahora la muerte
no quiere este cuerpo
ni las llagas del alma
el más feroz de los demonios
tampoco la noche
el excremento y la orina
entonces ruego de nuevo
antes del amanecer
buscando la ignominia
de la sombra
y del vacío donde habitan
confidentes lunas del espíritu
que se degrada
PUBLICADO EN POEMAS EN AÑIL Nº 86 DEL 04/08/2006