MI PADRE VUELVE
Mi padre vuelve de la obra todas las tardes y lo espero en el pasillo.
Entonces me levanta con sus manos constructoras, duras y grandes como si fuera una pluma y vuelo y vuelvo al suelo.
Me pone su gorra y enciende otro cigarrillo, y otro, y otro más y la tos, la maldita tos de todas las tardes cuando mi padre vuelve de la obra, se me mete en el oído.
La casa se llena de ruido a pulmón roto y pedazos de ladrillo parecen salir de su boca mientras tose.
Mi padre baja del andamio todas las tardes con todos los huesos cansados, el deber cumplido y, a veces, con el bigote sucio de cal.
Siempre habla de un barco que casi se rompe.
Cada tanto, de un burro que tuvo allá y, casi nunca, de “Malagüerra”, su perro que, después de recorrer toda la casa, simplemente salió al patio, miró hacia atrás, y murió.
Mi padre, emigrante Sículo, constructor de la casa y la familia, con su dialecto a media lengua, su dedo roto y torcido, señalando, quién sabe qué.
PUBLICADO EN POEMAS EN AÑIL Nº 91 DEL 09/10/2006