Rosario abre su escote:
lo recibe una cantera
donde los parroquianos
pulen diamantes
en las cervezas.
Esta ciudad no es fácil:
las memorias
aparecen
en los pocillos mal lavados,
en los cabellos de un río.
PUBLICADO EN POEMAS EN AÑIL Nº 91 DEL 09/10/2006