Querido Edgardo, aquí estamos
Vos y yo, luchando contra la tempestad
Creo, regocijarme en esa tu dulzura
Cosechará poemas de tu boca
En esta tarde gris…
Llegará un pasado, de dulce armonía
Dándonos la fuerza a seguir
Retazos de esperanza, sobre ese cielo azul…
Sos la columna vertebral, de mis días
Yo seré, la máquina de tu locomotora
A pesar de las horas de dolor
Que no es enfermedad, sino es el alma
Que se sabe herida…
Ruego a Dios, me devuelva el equilibrio
Para poder tapar este desgarro atroz
Querido hijo! Beberé de tu sonrisa milagrera
Para recorrer el camino que nos falta
Aún con una canción triste
Plantaré la hierba, para que te
Regocijes, con tus pies descalzos
Buscando una señal en lo perdido
Dibujando silencios en los muros
Detrás del ligustro o el limonero en flor
Ya vez lucho me resisto con fervor
Esperanzada porque te tengo a vos
Conjugando el amor para encontrar una ilusión
Que nos apoque esta inagotable tristeza…
PUBLICADO EN POEMAS EN AÑIL Nº 91 DEL 09/10/2006