Con tus ondas rojizas,
dos luceros color turquesa.
Piel bronce
perfumada a gardenias.
Labios voluminosos
incitando a besos desenfrenados.
Cintura pequeña ,
caderas cadenciosas.
Apoyada en el ligustro,
aguardando al nuevo maestro.
Sin preconceptos,
tomas el amor
como un juego
variado,
despiadado
y voraz.
Cuerpo y Alma
discordantes por el espacio.
PUBLICADO EN POEMAS EN AÑIL Nº 89 DEL 12/09/2006