El rimel
de la parca,
se posa sobre
párpados caídos.
Lleva
la máscara misteriosa
existente en su última cena.
El desgarro
arrebata la existencia oscura
de pestañeos
bajo la nada .
Sus sentidos
permanecen incomunicados
y sus ojos
claman una plegaria,
ante el peso de una lágrima,
que aún
lo convierte en vivo.
PUBLICADO EN POEMAS EN AÑIL Nº 86 DEL 04/08/2006