DIFÍCIL DETENER EL DÍA
Atardecía.
Como otras veces,
como demasiadas veces.
Nada parecía poder detener
este sol.
Ya sólo resta
un ciego sonido de lumbres.
La boca del cielo
se cierra
y solo, un rastrojo de las sombras.
El encrespado batido de luces
se pierde
en un atardecer violeta.
Esta música
abanica
cualquier corazón.
(De “Esta música abanica cualquier corazón”)
PUBLICADO EN POEMAS EN AÑIL Nº 83 DEL 20/06/2006